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La ruptura interna del MAS socava ahora a los movimientos sociales

Dirigencias ‘paralelas’ reciben el respaldo de Luis Arce y Evo Morales

22 de agosto de 2023

El quiebre en el Movimiento Al Socialismo (MAS) afecta ahora a los movimientos sociales, la base del gobierno del presidente Luis Arce. Trascendió de los liderazgos partidarios y la Asamblea Legislativa a las organizaciones del llamado Pacto de Unidad.

La elección de la nueva dirigencia de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB) se decantó también en facciones “arcistas” y “evistas”, como ocurre entre senadores y diputados del oficialismo. Arce congratuló a Lucio Quispe y el expresidente Evo Morales, a Ponciano Santos.

Movimientos sociales

Las diferencias cobraron fuerza el 3 de septiembre de 2022, cuando el expresidente del Estado y jefe del MAS denunció que el gobierno de Arce implementaba, a través de algunos de sus ministros, un supuesto “plan negro” en contra suya y su entorno.

“Hay un plan negro para destrozar a Evo Morales, también para Andrónico (Rodríguez), el compañero (Leonardo) Loza y Gualberto (Arispe)”, dijo entonces en un ampliado cocalero en el Trópico de Cochabamba.

Denuncias

De tildar de “traidor” y “neoliberal” al Gobierno, el ala evista y el mismo Morales califican sucesivamente a la administración de Arce de corrupta o “protectora” del narcotráfico.

Además de Morales, de manera recurrente, el diputado Héctor Arce y los exministros Carlos Romero y Teresa Morales se encargan de publicar las denuncias. Al menos seis casos causaron escándalo contra el Gobierno, entre ellos el robo de un celular del expresidente, coimas en ABC, la supuesta participación del hijo del presidente Arce en “negociados” por el litio, el “sobreprecio” en la importación de combustibles y también la “protección” para el envío de 17 toneladas de droga a España. Recientemente, el Gobierno es vinculado con el capo del narcotráfico uruguayo Sebastián Marset, el más buscado.

En tanto, el presidente Arce y sus colaboradores afirman que su administración tiene enemigos “internos” y externos, en clara alusión, primero, al evismo.

En la Asamblea Legislativa, el quiebre masista se evidenció en la elección de Jerges Mercado como presidente de la Cámara de Diputados, el 3 de noviembre del año pasado. El caso molestó a Morales y sus seguidores, que calificaron de traición e “ilegal” la decisión.

A partir de entonces, fue complicada para el gobierno de Arce la aprobación de sus propuestas de ley y riesgosa la interpelación de sus ministros. Precisamente, el ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, fue interpelado y luego censurado. Pero Arce devolvió gentilezas con la destitución y luego la restitución del ministro.

Sin embargo, el caso que marcó el techo de la ruptura fue la denuncia de Morales sobre un supuesto “negociado” en un juicio contra el Estado atribuido al bufete Lima & Asociados, con el que apuntó al ministro de Justicia, Iván Lima. Éste negó el caso y anunció un juicio por “difamación” contra el expresidente.

Datos

Ante eso, 26 ministros de los gobiernos de Morales cerraron filas por éste y el vicepresidente del MAS, Gerardo García, sentenció: “Aquí se rompió todo” con Arce.

Sin embargo, la ruptura tocó a los movimientos sociales del Pacto de Unidad, la matriz de organizaciones que respalda al gobierno, desde la gestión de Morales. La división se caracteriza por el “paralelismo” de las dirigencias.

El 30 de abril, un congreso de la Confederación Nacional de Mujeres Campesinas Bartolina Sisa, en Cochabamba, derivó en violencia entre un grupo que apoya a Arce y otro a Morales. En el evento incluso hubo gasificación.

Una pugna similar ocurrió la pasada semana, entre los miembros de la Confederación Sindical de Comunidades Interculturales Originarias de Bolivia (CSCIOB).

El 14 de agosto, con la participación del presidente Arce en la inauguración, un grupo interculturales eligió en Sucre a Esteban Alavi como líder, en medio de riñas, trifulca y hasta silletazos.

Días después, el 17, en el Trópico cochabambino, otra facción de interculturales nombró a Juan Enrique Mamani, de la línea de Morales, como su ejecutivo.

El caso más reciente ocurrió el fin de semana. El congreso de la CSUTCB de El Alto terminó en trifulcas y silletazos también.

Ahora se disputan el liderazgo de la organización Lucio Quispe y Ponciano Santos.

La Razón

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