El documentalista español y director de “La fuga”, Josep Morell, anunció el estreno del producto audiovisual que aborda abusos sexuales propiciados por los sacerdotes jesuitas Luis Tó (+) y Francesc Peris en Bolivia.
El documental se estrenará el 6 de mayo en el marco del festival Docs Barcelona y el 18 de junio en ‘Nits Sense Ficció’ de 3Cat.
En Piedra, Papel y Tinta, de La Razón, contó que la idea emergió de una investigación de pederastia impulsada por el periodista Guillem Sánchez. “Intentamos contar dos historias bien retratadas y seccionarlas en dos de los colegios más importantes de Barcelona, a donde va la elite de las clases sociales”.
Lamentó que durante décadas hubo una cultura de impunidad por parte de la Compañía de Jesús en el mundo. Tó y Peris estuvieron en Bolivia como sacerdotes y encargados de menores a quienes abusaron por años.
El 30 de abril de 2023 estalló el caso del sacerdote Alfonso “Pica” Pedrajas (+), tras la publicación de un reportaje del periódico español El País titulado ‘Diario de un pederasta’. Se trata de una revisión del documento, de 383 páginas, en el que el cura confesó que abusó sexualmente de al menos 85 menores de edad en su paso por América Latina.
En la transmisión, el exjesuita Pedro Lima afirmó que, a raíz del caso Pedrajas en Bolivia, aparecieron más víctimas en España. Denunció que “hay un patrón que se repite” en la Iglesia Católica que consiste en que se reconoce el abuso sexual, pero el proceso no avanza por ausencia de víctimas.
Recordó que, por ejemplo, en la localidad de Charagua, la Compañía de Jesús encubrió los casos de pederastia porque las autoridades conocían los hechos y cerraron la investigación con el argumento de que no había víctimas. “Sabemos que (la Compañía) desplegó su poder institucional para silenciar a las víctimas, (pero) por suerte hablaron”.
“El provincial sabía que niñas estaban siendo abusadas en Charagua”, dijo.
Aseguró que las órdenes religiosas de la Iglesia Católica suelen investigar casos de pederastia clerical y su conclusión es siempre la misma: «Es verosímil, pero no hay víctimas».
Lima contó que, en aquel entonces, denunció que Tó había llegado a Bolivia con el antecedente de abusador clerical en Barcelona con dos años de prisión por abusar a una niña, mientras la alistaba para una ceremonia religiosa. Sin embargo, en El Alto fue párroco y enseñaba catequesis a niños, pese a que debía alejarse de los menores por 4.000 días.
“Tó estuvo en parroquias, se convirtió en un referente social. Detectaba a niñas y las atacaba”, añadió Morell.
En 1992, una sentencia condenó a Tó por abusos a una alumna de ocho años del colegio “Sant Ignasi” de Barcelona. Poco después, los jesuitas enviaron a Tó a Bolivia, donde trabajó en varias parroquias de El Alto.
Según Morell, en 1993, había aterrizado también a Bolivia Francesc Peris, del colegio de los jesuitas de Casp, donde ya se habían recibido quejas. Ambos acumulan denuncias de exalumnos que han decidido hacer públicos los abusos y reclamar una reparación.
Tó ya falleció y Peris envejece en una residencia en la ciudad de Manresa en Cataluña, España.
En el documental, la Compañía de Jesús pide perdón y niega cualquier patrón de encubrimiento de los pederastas.
Lima fue sacerdote jesuita y actualmente es impulsor y miembro de la llamada Comunidad Boliviana de Sobrevivientes de Abuso Sexual Eclesial. Anunció que se reabrirán algunos casos que fueron cerrados por injerencia de la Iglesia Católica en la Justicia.
Morell dijo que la Iglesia Católica debe reconocer su culpa y que hubo políticas encubridoras. Ratificó que se debe conocer la verdad de los “crímenes de lesa humanidad”. “La verdad es lo único que curará a los que sufrieron y hará creíble a las máximas instancias de la población de un país”.
Recordó que hay reportes de abusos clericales desde 1945 hasta este 2024 registrados por la misma Conferencia Episcopal, según la orden son entre 1.300 y 1.400 casos. Sin embargo, según un reporte del Defensor de Cataluña, han sufrido abusos en España más de 400.000 niños y niñas en colegios religiosos no religiosos.
También existen registros de violaciones a menores en Estados Unidos, Irlanda, Francia y América Latina. “Es una lacra absoluta. Han pagado los jesuitas para que no se sepan los casos”. Andrea Condori