Estiman que el número de países que hacen boicot al dólar ya supera al de sus partidarios
Más de la mitad de los países del mundo boicotean el dólar en mayor o menor medida, con 14 naciones más que emprendieron el camino de la desdolarización durante el 2024, se desprende del nuevo análisis de Sputnik. Igualmente, los expertos pronostican un mayor fortalecimiento de esta tendencia en 2025, a pesar de las dificultades de tal transición.

6 de enero de 2025
El primero (94 países) son aquellos cuyas autoridades financieras no se han pronunciado abiertamente en contra del dólar y no han introducido ninguna medida restrictiva, así como los países en los que el dólar se utiliza incluso como moneda oficial, como Panamá, El Salvador o las Islas Marshall.
El segundo grupo (46 Estados) son los que están pasando activamente a liquidar con sus socios en moneda nacional o restringiendo la circulación del dólar a nivel interno por su preocupación respecto a la estabilidad financiera. La convicción de estos países en la necesidad de la diversidad de pagos se ve alimentada, entre otras cosas, por la creciente presión sancionadora a Rusia. Por ejemplo, en 2024 Guinea-Bisáu declaró oficialmente su interés por liquidar con Moscú en moneda nacional, y Mongolia ha pasado casi por completo a hacerlo en rublos y yuanes. La Cámara de Comercio italo-rusa ha puesto en marcha su propio sistema de liquidación en rublos, mientras que Burkina Faso, Nigeria, la República del Congo, Sudán y algunos otros también apuestan por un uso más activo de las divisas nacionales.
Por último, el tercer grupo (otras 53 naciones) son las que se oponen abiertamente al dólar y apelan a que el resto del mundo se una para debilitar su hegemonía.
¿El declive de la era del dólar?
«Numerosos países son conscientes de que reduciendo la cuota del dólar aumentan su independencia en términos de liquidaciones internacionales, se protegen del peligro de sanciones secundarias, limitan los riesgos monetarios y otros directamente relacionados de un modo u otro con la economía estadounidense, pero este tipo de ‘redistribución global’ lleva asociados enormes costos de transacción», explicó.