
22 de agosto de 2025
El domingo 19 de agosto, cuando a altas horas de la noche Rodrigo Paz tomó la palabra en un mitin improvisado en la avenida El Prado, se vivió una auténtica escena de júbilo. ¿Quién hubiera predicho que este candidato que hace tan solo dos meses, se encontraba a la cola de las encuestas, daría semejante sorpresa?. Paz, senador por la región de Tarija e hijo del expresidente Jaime Paz Zamora (1989-93), quedó primero en las elecciones presidenciales con el 32,2 % de los votos, superando al candidato de extrema derecha Jorge «Tuto» Quiroga, que sumó el 26,8 % del electorado y ambos pasaron a segunda vuelta. Los grandes perdedores de la noche fueron el magnate Samuel Doria Medina (19,9 %) quien hasta el desenlace electoral lideraba las encuestas. Y, por supuesto, el bloque popular que, con Evo Morales a la cabeza, inició el 2005 un proceso de transformación radical de Bolivia.
Desde arriba de las escaleras que bordean la avenida, Rodrigo Paz exclamó: «Bolivia no solo ha pedido un cambio de gobierno, sino un cambio del sistema político». A los militantes que gritaban «Evo a la cárcel» exigiendo venganza, los invitó a la reconciliación nacional: «Nuestro proyecto concierne a todos los bolivianos, sin odio, debemos incluir a las grandes mayorías». Cuando entre la multitud preguntamos a Ana Crispin, joven senadora indígena recién elegida, si los ganadores de hoy tienen intención de revisar la base común que constituye el Estado plurinacional, su respuesta fue tajante: «No se tocará».
El futuro dirá si se trata de promesas de campaña, pero hasta hoy Rodrigo Paz no muestra interés en confrontar radicalmente con los símbolos políticos. Paz no tenía partido político propio y fue respaldado por el Partido Demócrata Cristiano (PDC) para poder participar en estas elecciones sin por ello abrazar su ideología. Esta unión casi contra natura provocó una escisión en el PDC, ya que el discurso del candidato se alejó del libreto neoliberal para impactar más significativamente en las clases populares. Si bien recibió el apoyo de las iglesias evangélicas bolivianas, su lugar en la segunda vuelta se debe sobre todo a los votantes decepcionados con el proceso de transformación quienes, aunque han expresado su voluntad de cambio, no quieren hacer borrón y cuenta nueva. Los altos resultados obtenidos por Paz en lugares que fueron bastiones electorales del Movimiento al Socialismo (MAS) sin duda le impedirán pasar la página radicalmente.
El futuro dirá si se trata de promesas de campaña, pero hasta hoy Rodrigo Paz no muestra interés en confrontar radicalmente con los símbolos políticos
Dentro de dos meses, Rodrigo Paz se enfrentará al candidato de la extrema derecha colonial y neoliberal, Jorge «Tuto» Quiroga. Con el apoyo del candidato Samuel Doria ahora tiene una ventaja considerable en la carrera por la presidencia. Por primera vez en 20 años, los candidatos del proceso de transformación estarán ausentes. ¿Cómo se ha llegado a esta situación?
En las calles de El Alto, en las alturas de La Paz, la población expone posturas similares. El cansancio de la crisis económica se hace sentir: inflación, escasez de gasolina y de divisas. Una situación económica totalmente nueva para la mayoría de los jóvenes que solo han conocido los diferentes gobiernos dirigidos por el MAS desde 2005 (excluyendo el paréntesis golpista entre 2019 y 2020). Estéban y Daniel, ambos veinteañeros y estudiantes, son categóricos: «El próximo gobierno deberá aportar un cambio radical. Nos han prometido traer dólares a la economía y sacarnos de la crisis». Ambos votaron por Tuto Quiroga reconociendo su «experiencia» en el aparato del Estado. Es cierto que Tuto ocupó varias carteras en los años 90, así como el cargo de presidente interino entre 2000 y 2001 y es uno de los artífices del neoliberalismo boliviano. Pero para nuestros dos estudiantes, así como para gran parte de la juventud boliviana, que representa el 50 % del electorado, Tuto aporta soluciones «nuevas» que nunca antes habían conocido. Contar con «experiencia» para salir de la crisis era una de las demandas recurrentes de los ciudadanos, al igual que la demanda de renovación de los políticos y la lucha contra la corrupción.
Cuando a la gente no le alcanza el dinero, resulta indignante ver cómo autoridades ineficaces malgastan los recursos o se enriquecen unos pocos privilegiados. Por ello, una de las claves del éxito de Rodrigo Paz fue sin duda, su carismático candidato a la vicepresidencia el capitán Edman Lara, expulsado de las filas de la policía por denunciar casos de corrupción dentro de la institución. Lara se ha convertido en la opción preferida de muchos bolivianos, es un outsider que no proviene del círculo político y contrasta con el resto de candidatos. Su forma de ser, muy apreciada en los círculos populares, y su postura encarnan perfectamente las expectativas de los bolivianos. En las inmediaciones del mercado La Ceja, muchos nos dicen que han votado «por su capitán Lara», sin saber a veces el nombre del candidato a presidente al que han llevado a la segunda vuelta.
El bloque popular que aseguró la hegemonía electoral del proceso de cambio, parece más dividido que nunca
De cara al ballotage de octubre, Rodrigo Paz tiene una ventaja pues el candidato Doria Medina llamó a votar por él. Sin lugar a duda, Tuto Quiroga intentará juzgar con las contradicciones internas del campo de su adversario para intentar recuperar los votos más radicales. Entre un partido prestado más derechista, y un vicepresidente más popular, el camino del senador de Tarija se anuncia complicado. Y si se convierte en presidente, deberá enfrentar un poder legislativo fragmentado sin opción de imponer una mayoria clara.
¿Y cómo queda la izquierda en todo esto? El bloque popular que aseguró la hegemonía electoral del proceso de cambio, parece más dividido que nunca. Wilma Alanoca, quien habría sido candidata a la vicepresidencia si Evo Morales era candidato, nos recuerda que el voto nulo (alrededor del 20 %) superó con creces las candidaturas de Andrónico Rodríguez y del ministro de Luis Arce, Eduardo del Castillo: «El liderazgo no es una cuestión de edad, sino de constancia en la lucha. Debemos reinventar nuestro pensamiento de izquierda y, si todos estamos de acuerdo, saldremos fortalecidos». Esta invitación a un debate bajo el liderazgo de Evo Morales podría no convencer a los antiguos rivales.
Debe tenerse en cuenta además que una parte importante del campo popular optó por entregar su voto al candidato Rodrigo Paz. Incluso entre los partidarios de Evo se reconoce que el ganador de la primera vuelta, y más aún Edman Lara, lograron congregar parte de esta población. Bolivia está en plena reconfiguración política que augura un tiempo de incertidumbre.
Este artículo fue escrito por Romain Migus, escritor e investigador francés residenciado en América Latina desde el año 2005.